SOLO PARA FUMADORES



EL PLACER Y LA CULPA :
En “Solo para fumadores”, Julio Ramón Ribeyro aborda de manera profunda el subtema del placer y la culpa en relación con el tabaquismo. A través de las reflexiones del narrador, se expone la compleja dinámica entre el disfrute inmediato del fumar y la culpabilidad que surge de sus efectos perjudiciales.

El Placer :El narrador describe el acto de fumar como una experiencia sumamente gratificante. Desde la primera vez que lo prueba, queda cautivado por la sensación física y emocional del tabaco. Ribeyro escribe: “Sentí que algo profundo y vital se despertaba en mí. El cigarro era más que una simple hoja seca envuelta en papel; era un refugio, una compañía”. Fumar se convierte en una constante fuente de placer, asociada con momentos de creatividad y relajación. Este acto se integra en su identidad y en su vida bohemia, sirviendo como un nexo con otros fumadores y con la cultura literaria y artística que él frecuenta.

La Culpa: A medida que el narrador envejece, se vuelve cada vez más consciente de los estragos que el tabaco causa en su salud. Los problemas respiratorios y otras afecciones derivadas del tabaquismo se convierten en recordatorios constantes de las consecuencias de su adicción. Ribeyro refleja este sentimiento en frases como: 

“Cada tos, cada dificultad para respirar, era una recriminación a mi incapacidad para dejar el cigarrillo”. La culpa también se manifiesta en el impacto negativo que su hábito tiene en sus relaciones personales, reconociendo que su adicción afecta a quienes lo rodean.

La Dualidad Placer-Culpa. El narrador vive en una continua ambivalencia. Disfruta del placer inmediato del cigarrillo, pero este placer está acompañado de una profunda culpa. “Era una lucha interna constante”, escribe Ribeyro, “donde el placer momentáneo siempre ganaba, a pesar del precio que sabía que tendría que pagar”. Esta dualidad refleja la complejidad de las adicciones: el placer momentáneo a menudo nublando el juicio sobre los efectos negativos a largo plazo. Ribeyro también aborda cómo el narrador racionaliza su hábito para mitigar la culpa. Justificaciones como “todos morimos de algo” o “la vida sin placer no vale la pena” se utilizan para minimizar los riesgos y continuar con el hábito. “Me decía a mí mismo que el tabaco era un mal necesario, un precio pequeño por momentos de paz y creatividad”, escribe Ribeyro, destacando la capacidad del narrador para encontrar argumentos que le permitan seguir fumando a pesar de las evidencias en contra.

 En conclusión, el subtema del placer y la culpa en “Solo para fumadores” es crucial para entender la relación conflictiva del narrador con el tabaco. Ribeyro captura de manera precisa esta lucha interna, ofreciendo una mirada honesta y conmovedora sobre las adicciones.






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